miércoles, 23 de febrero de 2011

# 4

Todos los que hacen stand up me pueden venir a chupar bien las gónadas.
Porque se creen los intelectuales del humor. Una elite que te hace reír y “pensar”.
Gente cool, resumiendo.
Por favor, lo único que hacen es un repaso de lugares comunes durante una interminable hora.
Prefiero un enema de alquitrán antes que pagar para ver a un tipo decir por enésima vez que las viejas se levantan temprano para joder, que hay un chupamedias en la oficina, que el bondi demora una vida, que en la cola del super nosequemierda y demás clichés por el estilo.
Y si es una mina peor. En fija que te habla de la menstruación, de lo gordo que tiene el ojete y de lo que le cuesta acabar con el marido.

Pero sabés lo peor... hay muchos que salieron de un blog.
La gente se copó con el blog y listo, re da para salir corriendo a robar con el stand up.
No es así. Una cosa es leerte en la web mientras me rasco y otra es pretender que vaya a oír tus anécdotas supuestamente graciosas que me importan muy poco.

Qué plaga, por dios. Si Olmedo viviera, ya los habría matado a todos.

Bueno, me voy a laburar, que en definitiva es lo que siempre me va a dar de comer.
A menos que algún día me llamen para un stand up.
Para ese día tengo reservada la historia de cuando se me encarnó una uña que no sabés lo que es…

miércoles, 16 de febrero de 2011

# 3

Tengo que hacer tiempo hasta la hora de comer.
Hago lo que hace todo el mundo cuando no sabe qué hacer.
Entro a Facebook.
Una mina deja este mensaje en un muro: “FELIZ CUMPLE, MARTA. QUE PASES LINDO. ¡BESOTES!”
No tiene nada de malo desearle feliz cumpleaños a ilustres desconocidos, probables sicópatas o potenciales pedófilos, pero saludar a gente que se murió hace meses como que es demasiado.

Pensar que cuando cumplí años me creí repopular, una crá, grosa, ídola, Madonna un poroto; sólo porque me saludó un montón de gente.
Qué hueva.
La gente saluda porque sí y sin importarle un carajo a quién le está mandando besotes.
Ojo, yo también lo hago, pero primero me aseguro que el cumplañero no esté incluído en mi lista de finados.
Porque ya que los ñoños del Facebook viven inventando pelotudeces pero no se les cae una idea útil como una f negra o algo así, me tuve que hacer una lista específica para fiambres.
Y ta. No es muy difícil y, aunque parezca mentira, justifica porque si tenés unos cuantos contactos no es de extrañarse que dos por tres alguno planche.
Hay gente que los elimina de una.
Me parece horrible. La lista de finados es cien mil veces más respetuosa.

Voy derecho a reputear a la desubicada.
Pide mil disculpas.
“Mil disculpas qué, pedazo de nutria. No te disculpo nada.”
Nos puteamos de lo lindo.
Me dice “chau, no se puede hablar con vos”
Se la sigo.
Se ve que le meto el dedo en el culo porque vuelve.
Ya sé que la que está mal soy yo.
De última la mina se disculpó en forma pública.
Qué importa. Tengo que hacer tiempo. Y tengo hambre.

No sabés lo que soy cuando tengo hambre. Un plomo.
Menos mal que no nací en Haití.
Aunque sería reflaquita…
Pero fea.

Ya están prontos los zapallitos rellenos.
La perdono.
Le mando besotes.
Me desconecto pensando que en la vida no se divierte el que no quiere.

lunes, 14 de febrero de 2011

# 2

Una mierda laburar en verano.
Llego a casa cagada de calor.
Me duelen los pies.
Por qué carajo no me puse las chatitas en vez de los tacos.
Me jodo.
En el bondi venía un adolescente con tal olor a zorrillo que me deshizo las fosas nasales.
Qué tufo que tienen los pendejos. Deben ser las hormonas.
Tarde o temprano, lo hormonal despide mal olor.
Lo único que quiero es entrar y ver el informativo.
En cierta manera me reconforta ver como a otra gente le va muchísimo peor.
A mi no me pisó un camión.
Ni me reventaron por un ajuste de cuentas.
Ni me robaron a la salida de un cajero.
Ni se me perdió un abuelo con Alzheimer.

Ahí está la vecina con el perrito cagando en mi vereda.
La puta madre.
Esquivo el sorete.
A la vecina no pude.
Me pregunta como estoy.
Como el ojete, como voy a estar.
Le digo que bien.
Saco la llave y sigo caminando mientras le pregunto “¿Y vos?”
Me contesta “Pah, no sabés…”
Me sigue.
Arranca a contarme cosas que me chupan un huevo.
No la escucho.
Por qué me jode si yo no la jodo con mis problemas.
Pienso que pobre, capaz no tiene con quien hablar.
Yo tampoco tengo.
Por eso voy a un sicólogo.
Qué triste pagar para que alguien te dé bola.
Cuando lo empiezo a pudrir, mi sicólogo dice ahá y levanta una ceja como que está analizando la situación.
Hago lo mismo con la vecina.
Digo “ahá”.
Intento levantar una ceja pero no me sale y levanto las dos.
Sigue hablando.
Qué lástima que no estudié sicología.
Hubiese sido excelente.
Ahí la llama el marido.
Lo miro como si fuese Mr Músculo salvándome de la grasa.
“¡Chau, que te mejores!” le digo a ella.
“¿Que me mejore de queee???!!” me contesta recaliente.
Abro la puerta y entro haciéndome la pelotuda.
Qué suerte que no estudié sicología.
Hubiese salido en el informativo.

viernes, 11 de febrero de 2011

# 1

Laburo.
Dos de la tarde. Tengo el estómago lleno del almuerzo.
Catorce millones de grados y el aire acondicionado que no funca.
Música brasilera de fondo.
Brasileros putos, cómo la gocé cuando quedaron afuera del mundial.
Me duermo.
Justo antes de empezar a roncar, alguien me habla por el chat.

-Bo, toy aburridaso.

-Yo también. Esto es un megaembole, la concha de la lora.

-Estraño mucho tus blogs. Abrite otro.

-Pah, que se yo. Ya tuve tres. No tengo tiempo.
Salir a trillar toda la blogósfera me da fiebre.
Es matador vivir pensando qué mierda escribir.
Tengo una vida.

-Dejate de joder, actualisar no es nada.
Fijate que en vez de escribir pelotudeses en el Facebook, lo hasés en el blog con un nick y ta. Dale, metele.
Sos regroza, no hase falta que triyes tanto.
En cerio, che. Tus lectores te aclaman.

-Te dejo porque ya me tiraron una torta de laburo.
Por qué no se lo dan a otro. ¡Hijos de puta!

-Resién te quejabas de que no tenías trabajo.
Al final sos como la pardaflora.


Y bueno, acá estoy. Abriendo un nuevo blog gracias a la manija de un alcahuete con horrores ortográficos.

Pero ojo, ahora soy una mujer madura y de entrada te encajo reglas. Eso es lo que hace la gente madura.

1.No voy a contestar  los comentarios uno por uno, a menos que me pregunten algo. Para poner “si, tenés razón” o “jajajajajaja” es mejor no contestar nada.

2.No voy a visitar blogs que no me gustan solo para que vengan para acá. Quiero ver que se siente tener dignidad. Al menos por un tiempo.

3.Odio los PRI. Y si ya se inventó algo similar al PRI, lo odio también.

4. No voy a poner musiquita. Una vez lo hice. Qué pajera.

5. No voy a dar premios. ¿Quién habrá inventado los premios virtuales?
Seguro que fue un tipo.
Merece ser colgado de los huevos.

6. No voy a llenar de cachivaches el blog porque después está una vida para cargar. Cuando pasa eso en alguna página, me recaliento y me voy.

7. Me cago en la sintaxis. Mientras se entienda, está bien.
 Mientras lo entienda YO, quiero decir.

8.Para obligarlos a leer, no voy a poner títulos.
Si me topo con un post cuyo título es "Mi primera menstruación", no lo leo ni a palos. Y tal vez me pierda la mejor publicación del mundo.
Bueno, es cierto, ese riesgo acá no cuenta.
Entonces ponele que no pongo títulos de pura vaga, nomás.

9. Tampoco voy a etiquetar los posts. Me parece que es al pedo.
No conozco a nadie que busque por las etiquetas, está comprobado que la gente es boluda y lee lo primero que le aparece en la pantalla.
Sólo se ponen a buscar cosas viejas si el blog está muy bueno.
Claramente este no es el caso.

Me pudrí de escribir. Quedó masomeno.
Es lo que hay.