miércoles, 18 de mayo de 2011

# 8

Voy a entrar al perfil de Facebook  de mi amigo a ver en que anda…
No sabés  qué genio que es este tipo… re gracioso, inteligente , simpático…
Una vez nos vimos y la pasamos bárbaro…
Nos recagamos de la risa…
Además es terrible person…
PARÁ!!!!
ME SALE UN CARTELOTE DE “AGREGAR A MIS AMIGOS”!!
EEEEHHHH!!!????!!!!
ME ELIMINÓ!!!!!
AH, PERO QUÉ PUTO DE MIERDA!!!
CÓMO PUDISTE HACERME ESTO A MI?? (Alaska y Dinarama, para los memoriosos)
YA, pero YA le mando un mensaje para ver qué pasó
Seguro fue un error
Quiso borrar a otra y me borró a mí
Obvio que fue eso
Y yo acá calentándome al pedo...
Ahí contestó…
Parece que volvió con la mujer y ella le dijo que me borrara del face
A mí y a otras más.
Está claro que le dio permiso de dejar a las feas, insulsas o que viven en Tanganica
Igual me pone “pero podemos seguir en contacto por email”
Que se vaya a cagar!!
Si tengo cara de puta para ser amiga de FB, también tengo cara de puta para escribir emails.
Te juro, no sé que me revienta más, si las mujeres sicóticas con el FB del marido o estos pelotudos que se dejan dominar.
Esa clase de parejas son el hambre y las ganas de comer. El sádico y el sumiso llevado al terreno doméstico.
Nunca tuve un tipo así de pelele. Debe ser porque no lo aguantaría ni media hora.
Ahora que me acuerdo, este es el tercero que me fleta por problemas con la mujer.
Fuá, debo estar divina en serio.

jueves, 21 de abril de 2011

# 7

Por fin me llegó la licencia.
Se me antojó ir a Buenos Aires otra vez.
Amo esa ciudad.
Mis amigas no van.
No tienen tiempo o no tienen guita.
Peladas de mierda. Tengo que buscarme amigos con plata.
Encima me piden cosas del free shop.
Las pelotas les voy a traer algo.
En el barco justo me vine a sentar atrás de una pareja de recién casados.
A ella todavía le duraban esos rulos pedorros que te hacen para el civil.
Si algún día me caso, no voy a permitir que me hagan porquerías en la cabeza.
El tipo se levanta y se va a fumar a cubierta.
Cuando vuelve, ella lo recontra caga a pedos.
“La verdad que me tenés harta, no sos para nada compañero, a tus amigos los tratás mejor, pero a mí me dejás sola siempre, además venís con olor a pucho, sabés que me descompone, y te va a terminar matando, y lo peor es que si te pasa algo me voy a clavar yo cuidándote, porque tus amigos sólo te dan pelota cuando hay futbol y cerveza y bla bla bla bla”
Se me escapa una risita.
El tipo se da vuelta y me mira con cara de “SOCORRO".
Yo lo miro con cara de “JODETE".
Me acordé de ellos a la vuelta, cuando en Colonia una vieja mandaba al marido a preguntar cosas.
“Andá a preguntar si este colectivo va a Punta del Este”
“Pero si dice PUNTA DEL ESTE ahí, no ves??” – le contestaba él
“No importa, andá a preguntar igual. Ves que sos un buenoparanada, no se te puede pedir algo, todo lo tengo que hacer yo y bla bla bla bla”

En fin, no tengo anécdotas del estilo propias porque yo viajaba sola como Wan Chan Kein.
Me pedía el desayuno para uno y lo comía mirando el diario.
Entraba a probarme ropa y no había una mísera persona a mi lado como para preguntarle si el jean me disimulaba el orto.
Y por eso me traje un pantalón con el que parezco una ballena.
Y no me saqué fotos porque me dió cosa pedirle a cualquier desconocido que me sacara.
Me dormí todo y a veces cenaba en la cama mirando Gran Hermano.
Y cuando Cristian U sacó la inmunidad, no tuve otra que abrazarme a mí misma.
En resumen, pasé buena parte de mis vacaciones en la más pura soledad.
Sin amigos y sin familia.
Qué placer, por dios.

viernes, 25 de marzo de 2011

# 6

En mayor o menor medida, a todos nos da mucho placer quejarnos.
Y si es por boludeces, el placer es doble.
De última para eso se inventaron los blogs.
Para quejarnos de mongoliqueadas.
Y gratis.
Entonces comprenderán la bronca que me da la gente que no permite que uno proteste de lo que se le canta las pelotas y como se le canta las pelotas.
Y ahora peor.
Te saltan con Japón.
“No te quejes tanto… mirá Japón”
Que se yo, me chupa un huevo Japón.
O sea, todo bien, pobre gente con el yodo (o era flúor?) y eso.
Pero la mancha de humedad que tengo en el baño me importa cuatrocientas veces más que el puto Japón.
Es como cuando eras chico y no querías comer la verdura o ponías mala cara cuando la abuela te regalaba ropa en tu cumpleaños.
“Hay niños que no tienen para comer ni ropa que ponerse”
Si. Y??!!
Hay niños que para el cumpleaños le regalaban un viaje a Disney y en cambio a mí me daban ropa y me lo festejaban en casa con pizza casera.

Tal vez compararse con gente que está hecha mierda es un buen recurso para ser feliz.
A ver.
Laburo como puta y gano chirolas.
Tengo que operarme y me da terror.
Me gusta un tipo casado.
Odio los fines de semana porque me aburro.
Me aburro en la semana también.
Me deprime envejecer.
Siento que todos me quieren cagar.
Debe ser porque efectivamente todos me cagan.
Es un hecho que me voy a morir sin conocer París.
Mi perra me da vuelta la cara.
Mi vieja desayuna licor de huevo.
Mis amigas son fanáticas de Arjona y Sabina.

Pero ta, por lo menos no me parezco a Zulma Lobato.

Yupi.

jueves, 17 de marzo de 2011

# 5

Tuve que venir al médico obligada.
Ya mi vieja me tenía los ovarios llenos.... "a ver si movés el culo y vas al médico", "y fuiste?", "cuándo vas?", "después no vengas acá a quejarte"...
Igual es al pedo. Voy a pagar para que me digan que estoy hecha mierda por dentro.
Por fuera no.
A no ser que me compares con Scarlet Johansson.
Ahí si, tapame con diario sin dudar.
Miro a mi alrededor y pienso en lo asquerosa que debe ser la sala de espera del dermatólogo.
Supongo que debe ser lo más parecido a una reunión de zombies.
La del gastroenterólogo no.
Nuestra cara de ojete no tiene granos, ni quistes, ni quemaduras, ni lunares peludos, ni cosas raras.
Entonces ponele que estoy bien por fuera comparada con un zombie de dermatólogo.

Otra cosa.
Siempre me dijeron que el hombre es un animal gregorio.
Animal seguro... gregorio no se si tanto.
Fijate nos sentamos separados, como para evitar respirar el mismo aire.
Pero sigue entrando gente y se acaban los lugares antisociales.
No tienen más remedio que elegir al lado de quién se van a sentar.
Embromada decisión, porque como que después no podés arrepentirte.
Te ensartaste con ese compañero de sala de espera y chau.

Ahora acá, todos se van acomodando y nadie vino al lado mío.
Me persigo que tengo olor.
Imposible tocarme un sobaco y olerlo sin que todo el mundo se dé cuenta.
Que querés, vengo del laburo no de un spa, la concha de tu hermana.
Pongo la cartera al lado como para decir que nadie se sentó ahí porque está la cartera, no porque yo tengo algo malo.
Entra una vieja y me pide que saque la cartera.
Vieja de mierda.
Seguro lo hizo para molestar.
Me clavé con una vieja con olor a naftalina.
La miro de reojo y tiene una verruga en la barbilla.
Encima zombie de dermatólogo.
Hay días que no se pega una, mecacho.

miércoles, 23 de febrero de 2011

# 4

Todos los que hacen stand up me pueden venir a chupar bien las gónadas.
Porque se creen los intelectuales del humor. Una elite que te hace reír y “pensar”.
Gente cool, resumiendo.
Por favor, lo único que hacen es un repaso de lugares comunes durante una interminable hora.
Prefiero un enema de alquitrán antes que pagar para ver a un tipo decir por enésima vez que las viejas se levantan temprano para joder, que hay un chupamedias en la oficina, que el bondi demora una vida, que en la cola del super nosequemierda y demás clichés por el estilo.
Y si es una mina peor. En fija que te habla de la menstruación, de lo gordo que tiene el ojete y de lo que le cuesta acabar con el marido.

Pero sabés lo peor... hay muchos que salieron de un blog.
La gente se copó con el blog y listo, re da para salir corriendo a robar con el stand up.
No es así. Una cosa es leerte en la web mientras me rasco y otra es pretender que vaya a oír tus anécdotas supuestamente graciosas que me importan muy poco.

Qué plaga, por dios. Si Olmedo viviera, ya los habría matado a todos.

Bueno, me voy a laburar, que en definitiva es lo que siempre me va a dar de comer.
A menos que algún día me llamen para un stand up.
Para ese día tengo reservada la historia de cuando se me encarnó una uña que no sabés lo que es…

miércoles, 16 de febrero de 2011

# 3

Tengo que hacer tiempo hasta la hora de comer.
Hago lo que hace todo el mundo cuando no sabe qué hacer.
Entro a Facebook.
Una mina deja este mensaje en un muro: “FELIZ CUMPLE, MARTA. QUE PASES LINDO. ¡BESOTES!”
No tiene nada de malo desearle feliz cumpleaños a ilustres desconocidos, probables sicópatas o potenciales pedófilos, pero saludar a gente que se murió hace meses como que es demasiado.

Pensar que cuando cumplí años me creí repopular, una crá, grosa, ídola, Madonna un poroto; sólo porque me saludó un montón de gente.
Qué hueva.
La gente saluda porque sí y sin importarle un carajo a quién le está mandando besotes.
Ojo, yo también lo hago, pero primero me aseguro que el cumplañero no esté incluído en mi lista de finados.
Porque ya que los ñoños del Facebook viven inventando pelotudeces pero no se les cae una idea útil como una f negra o algo así, me tuve que hacer una lista específica para fiambres.
Y ta. No es muy difícil y, aunque parezca mentira, justifica porque si tenés unos cuantos contactos no es de extrañarse que dos por tres alguno planche.
Hay gente que los elimina de una.
Me parece horrible. La lista de finados es cien mil veces más respetuosa.

Voy derecho a reputear a la desubicada.
Pide mil disculpas.
“Mil disculpas qué, pedazo de nutria. No te disculpo nada.”
Nos puteamos de lo lindo.
Me dice “chau, no se puede hablar con vos”
Se la sigo.
Se ve que le meto el dedo en el culo porque vuelve.
Ya sé que la que está mal soy yo.
De última la mina se disculpó en forma pública.
Qué importa. Tengo que hacer tiempo. Y tengo hambre.

No sabés lo que soy cuando tengo hambre. Un plomo.
Menos mal que no nací en Haití.
Aunque sería reflaquita…
Pero fea.

Ya están prontos los zapallitos rellenos.
La perdono.
Le mando besotes.
Me desconecto pensando que en la vida no se divierte el que no quiere.

lunes, 14 de febrero de 2011

# 2

Una mierda laburar en verano.
Llego a casa cagada de calor.
Me duelen los pies.
Por qué carajo no me puse las chatitas en vez de los tacos.
Me jodo.
En el bondi venía un adolescente con tal olor a zorrillo que me deshizo las fosas nasales.
Qué tufo que tienen los pendejos. Deben ser las hormonas.
Tarde o temprano, lo hormonal despide mal olor.
Lo único que quiero es entrar y ver el informativo.
En cierta manera me reconforta ver como a otra gente le va muchísimo peor.
A mi no me pisó un camión.
Ni me reventaron por un ajuste de cuentas.
Ni me robaron a la salida de un cajero.
Ni se me perdió un abuelo con Alzheimer.

Ahí está la vecina con el perrito cagando en mi vereda.
La puta madre.
Esquivo el sorete.
A la vecina no pude.
Me pregunta como estoy.
Como el ojete, como voy a estar.
Le digo que bien.
Saco la llave y sigo caminando mientras le pregunto “¿Y vos?”
Me contesta “Pah, no sabés…”
Me sigue.
Arranca a contarme cosas que me chupan un huevo.
No la escucho.
Por qué me jode si yo no la jodo con mis problemas.
Pienso que pobre, capaz no tiene con quien hablar.
Yo tampoco tengo.
Por eso voy a un sicólogo.
Qué triste pagar para que alguien te dé bola.
Cuando lo empiezo a pudrir, mi sicólogo dice ahá y levanta una ceja como que está analizando la situación.
Hago lo mismo con la vecina.
Digo “ahá”.
Intento levantar una ceja pero no me sale y levanto las dos.
Sigue hablando.
Qué lástima que no estudié sicología.
Hubiese sido excelente.
Ahí la llama el marido.
Lo miro como si fuese Mr Músculo salvándome de la grasa.
“¡Chau, que te mejores!” le digo a ella.
“¿Que me mejore de queee???!!” me contesta recaliente.
Abro la puerta y entro haciéndome la pelotuda.
Qué suerte que no estudié sicología.
Hubiese salido en el informativo.