jueves, 21 de abril de 2011

# 7

Por fin me llegó la licencia.
Se me antojó ir a Buenos Aires otra vez.
Amo esa ciudad.
Mis amigas no van.
No tienen tiempo o no tienen guita.
Peladas de mierda. Tengo que buscarme amigos con plata.
Encima me piden cosas del free shop.
Las pelotas les voy a traer algo.
En el barco justo me vine a sentar atrás de una pareja de recién casados.
A ella todavía le duraban esos rulos pedorros que te hacen para el civil.
Si algún día me caso, no voy a permitir que me hagan porquerías en la cabeza.
El tipo se levanta y se va a fumar a cubierta.
Cuando vuelve, ella lo recontra caga a pedos.
“La verdad que me tenés harta, no sos para nada compañero, a tus amigos los tratás mejor, pero a mí me dejás sola siempre, además venís con olor a pucho, sabés que me descompone, y te va a terminar matando, y lo peor es que si te pasa algo me voy a clavar yo cuidándote, porque tus amigos sólo te dan pelota cuando hay futbol y cerveza y bla bla bla bla”
Se me escapa una risita.
El tipo se da vuelta y me mira con cara de “SOCORRO".
Yo lo miro con cara de “JODETE".
Me acordé de ellos a la vuelta, cuando en Colonia una vieja mandaba al marido a preguntar cosas.
“Andá a preguntar si este colectivo va a Punta del Este”
“Pero si dice PUNTA DEL ESTE ahí, no ves??” – le contestaba él
“No importa, andá a preguntar igual. Ves que sos un buenoparanada, no se te puede pedir algo, todo lo tengo que hacer yo y bla bla bla bla”

En fin, no tengo anécdotas del estilo propias porque yo viajaba sola como Wan Chan Kein.
Me pedía el desayuno para uno y lo comía mirando el diario.
Entraba a probarme ropa y no había una mísera persona a mi lado como para preguntarle si el jean me disimulaba el orto.
Y por eso me traje un pantalón con el que parezco una ballena.
Y no me saqué fotos porque me dió cosa pedirle a cualquier desconocido que me sacara.
Me dormí todo y a veces cenaba en la cama mirando Gran Hermano.
Y cuando Cristian U sacó la inmunidad, no tuve otra que abrazarme a mí misma.
En resumen, pasé buena parte de mis vacaciones en la más pura soledad.
Sin amigos y sin familia.
Qué placer, por dios.